Esperanza y ánimo a las víctimas de la inundación en desesperanza

El 20 de julio, los miembros de la Fundación de Bienestar Nueva Vida, quienes habían compartido el dolor de su prójimo, se ofrecieron a ayudar a las víctimas de la inundación en Yangpyeong-dong, Seúl, donde la orilla del arroyo Anyang se desbordó debido a la intensa lluvia. Alrededor de las 10 a. m., más de cincuenta miembros llegaron al punto de encuentro, llevando guantes de caucho, botas, detergentes, artículos de limpieza, etc. Siguiendo la orientación del Centro de Ayuda en Casos de Desastres, fueron a la zona residencial donde se necesitaba mucha ayuda.

Mediante el rápido trabajo de restauración realizado por las fuerzas militares y la estación de bomberos, el agua fue drenada de las calles, pero la ropa y los artículos del hogar estaban apilados como basura por todos lados, cubiertos con suciedad. Esto mostraba lo terrible que había sido la situación. La inundación sumergió todos los hogares que se encontraban en el sótano, y también dañó severamente las tiendas que se encontraban en el primer piso.

Los miembros de la fundación se remangaron y visitaron cada hogar que estaba esperando por su ayuda en la desesperación. Quedaron manchas de agua en las paredes de las habitaciones que se habían inundado, lo cual mostraba que el agua subió hasta la mitad de las paredes. Muchos artículos del hogar quedaron inservibles, e incluso el cemento del piso de las habitaciones se disolvió, lo cual ocasionó agujeros que seguían llenos de agua. Los miembros de la fundación limpiaron los hogares dañados, lavaron la ropa mojada, los artículos del hogar y los electrodomésticos como las refrigeradoras.

Cho Gyeong-ok (36) se emocionó y dijo: “Al escuchar la difusión del anuncio de emergencia, primero evacué a mis hijos a la escuela Dangsan. Cuando regresé para llevar algunos artículos del hogar, las aguas residuales y la suciedad del pozo estaban fluyendo y el agua sucia ya había llenado toda la casa. No pude sacar nada. Me sentía sola y afligida”. Ya que un voluntario le dijo que debía recuperarse por sus hijos, ella le respondió: “Gracias a su servicio, me siento consolada”.

La voluntaria Shin Mi-gyeong (37, sucursal de Yeongdeungpo), que estaba limpiando las habitaciones sucias del sótano, dijo: “Quedé atónita al ver que el daño ocasionado era mucho más serio de lo que había visto en la televisión. Deseo ayudar a las víctimas de la inundación todo lo que pueda”.

Una fábrica que usualmente producía componentes de transformador en el sótano, estaba llena de componentes que estaban mezclados con lodo. Era un caos. Choi Jong-un (81), el dueño de la fábrica que se sentía desesperado, agradeció a los miembros que limpiaron los componentes. Les agradecía repetidamente diciendo: “Estoy extremadamente agradecido con ustedes. Son como ángeles”. Incluso preguntó cómo podía ser miembro de la Fundación de Bienestar Nueva Vida, diciendo que quería retribuir a las personas necesitadas lo que él había recibido.

El voluntario Yu Sun-hee (43, sucursal de Yeongdeungpo) lo animó diciéndole: “¡Qué frustrado se sentía cuando los componentes del transformador quedaron inservibles! Por favor no pierda la esperanza, sino empiece una vez más con ánimo”.

Los voluntarios trabajaron hasta las 4 p. m. deseando que la pena y el dolor desaparecieran de los corazones de las víctimas, así como se limpiaron los artículos del hogar mezclados con lodo. Todo el programa del servicio voluntario se completó al limpiar las ventanas y el interior de un centro de ancianos, cuya restauración se retrasó debido a la falta de trabajadores.

Kim Gwang-su (72), un anciano, dijo entre lágrimas: “Los voluntarios son una gran ayuda para nosotros”. Kim Yeong-ae (63), otra anciana, sonreía ampliamente y les pedía a los voluntarios que la ayudaran con varias cosas. Aunque estaban muy ocupados arreglando el desastre, las víctimas despidieron a los voluntarios y dijeron: “No olvidaremos su ayuda”. Y los voluntarios contestaron: “¡No pierdan la esperanza y el ánimo!”.