“Adultos mayores, tengan un cálido invierno”

El 27 de diciembre, cuando el viento invernal es muy frío, una cálida brisa de amor sopló en una calle de Geoyeo-dong, Songpa-gu, Seúl. Más de 70 voluntarios de la Fundación de Bienestar Nueva Vida acudieron para servir a los ancianos que pasaban el invierno en frío y soledad. Repararon sus hogares, remplazaron el papel tapiz y el papel laminado para el piso y la caldera, y también donaron arroz, fideos instantáneos y briquetas de carbón. Trajeron artículos de limpieza, papel tapiz, papeles laminados para el piso, madera, herramientas, pintura y una nueva caldera, además comenzaron a trabajar desde la madrugada.

Los lugares que se descuidaron por un largo tiempo, comenzaron a ser reparados. El techo del anciano Lee Sang-o (75) goteaba cada vez que llovía, porque estaba roto; se derrumbó tan pronto lo tocaron. Los voluntarios repararon el techo que estaba lleno de madera podrida y suciedad con una madera de contrachapado nueva. Él tomó las manos de los voluntarios que limpiaban la casa y dijo entre lágrimas: “Siempre me preocupaba al pensar que el techo podría colapsar en cualquier momento. No puedo expresar mi gratitud por haberlo arreglado”.

En el hogar del anciano Kim Jeong-sik (69), su vieja caldera fue remplazada por una nueva. Él tiene minusvalía y ha estado enfermo de diabetes, y la caldera de diez años ya no funcionaba. Él había permanecido en una fría habitación con una calefacción pequeña. Primero, los voluntarios quitaron la vieja caldera que goteaba suciedad, e instalaron una nueva. Estaba muy contento al ver su habitación con un nuevo papel tapiz puesto por los voluntarios. Y les agradecía repetidamente: “Muchas gracias, a partir de hoy podré dormir cálidamente en esta casa limpia”.

Los voluntarios visitaron a la anciana O Chi-suk, quien tiene cien años. Tiraron toda la basura de su habitación, limpiaron los bienes de su casa, remplazaron las viejas láminas de papel por una nueva lámina para el piso, y unas nuevas láminas para las puertas corredizas. Además repararon las puertas rotas en la parte posterior de la casa por unas nuevas y las pintaron. La anciana sonreía a los miembros con gratitud, y ellos le desearon buena salud sosteniendo sus manos.

Los voluntarios no solo repararon diez viviendas, sino también trataron de consolar a los ancianos. Won Hyeong-gi, una anciana de 83 años que vivía sola, se conmovió ya que los voluntarios limpiaron su casa y hablaron con ella con entusiasmo. Ella expresó: “He estado viviendo sola y extrañando a la gente. ¡Qué bueno sería si todos los días fueran como hoy!”. Los miembros sirvieron a los ancianos platos calientes. La calidez de su amor parecía derretir la frialdad del invierno.

En la tarde, Yan Dong-jeong, jefe de la oficina distrital de Geoyeo 2-dong en Songpa-gu, visitó a los voluntarios que estaban trabajando arduamente. Y los alentó: “Realmente aprecio los esfuerzos de los voluntarios de la Fundación de Bienestar Nueva Vida por realizar este gran trabajo en lugar de nosotros. Sus rostros están brillando; probablemente se deba a que están haciendo buenas obras”. Kim Bo-seong, Embajador de Relaciones Públicas de la Fundación Nueva Vida, también se unió al servicio voluntario. Dijo que se sentía afligido después de escuchar las tristes noticias sobre nuestro prójimo necesitado, pero que ahora se sentía contento por ser parte de este significativo trabajo al final del año. Además, animó la atmósfera del servicio voluntario con su poderosa y singular voz.

Cuando la reparación y limpieza de los hogares terminó, se entregaron briquetas de carbón y arroz a los ancianos. Gritando: “Yo-ho, yo-ho”, los voluntarios entregaron las briquetas de carbón, formando una fila, y las apilaron en los hogares de los ancianos de manera ordenada. Kim Bo-seong, Embajador de Relaciones Públicas de la Fundación de Bienestar Nueva Vida y Yang Dong-jeong, jefe de la oficina distrital, también entregaron briquetas de carbón, arroz y fideos instantáneos junto con los miembros. Los ancianos sonrieron ampliamente y dijeron: “Ahora podemos pasar el invierno sin preocupaciones”.

Todas las actividades de servicio terminaron al atardecer. El Embajador de Relaciones Públicas Kim Bo-seong elogió el espíritu del servicio voluntario y la solidaridad de los miembros, y expresó: “Estoy contento y me siento con mucha fuerza ya que puedo realizar estas obras junto con los miembros”. Los voluntarios también dibujaron una gran sonrisa en su rostro al pensar que los ancianos tendrán un cálido invierno. Aunque los rostros de los miembros estaban manchados con el negro carbón, se veían más hermosos que cualquier otra persona en el mundo.